26 ago 2008

PONENCIA 004 DISFUNCIONALIDAD Y VIOLENCIA FAMILIAR

DISFUNCIONALIDAD Y VIOLENCIA FAMILIAR

Mariana Paula Loyola Gutiérrez
Facultad de Medicina –Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Academia Bioética
Academia Ética y Práctica Profesional
Academia de Psicología

Familias, las cosas vivas tienden a unirse,
a establecer vínculos, a vivir unas dentro de las otras,
a regresar a ordenamientos anteriores
a coexistir cuando es posible.
Es el curso del mundo.
Lewis Thomas

Introducción.
Entre los seres humanos, unirse para “coexistir” suele significar alguna suerte de grupo familiar. La familia es el contexto natural para crecer y para recibir auxilio, y de él dependerá el desarrollo en sociedad. Su estructura debe ser viable para desempeñar sus tareas esenciales, a saber, apoyar la individuación al tiempo que proporciona un sentimiento de pertenencia.
La familia como grupo natural que en el curso del tiempo elabora pautas de interacción, que constituyen la estructura familiar, que a su vez rige el funcionamiento de sus miembros, define su gama de conductas y facilita su interacción recíproca.
Sin embargo, los miembros de la familia no se suelen vivenciar a sí mismos como parte de esta estructura familiar. Todo ser humano se considera una unidad, un todo en interacción con otras unidades (sabe que influye y es influido con otros individuos). El individuo rara vez vivencia la red familiar como una Gestalt.
El ser humano, cuando interactúa en el seno de su familia, experimenta el mapa que ésta traza del mundo. Sabe que en ciertos territorios se lee: “haz lo que quieras”; otros tienen las señales “avance con cautela”, “pare”, o “prohibida la entrada”. Si atraviesa este último límite, el miembro de la familia tropezará con algún mecanismo de regulación; o consecuencias del máximo valor afectivo (culpa, angustia, destierro o maldición). Cuestionarán o rechazarán.

Familia Disfuncional. Las familias tienen configuraciones y estructuras diferentes. El estudio del análisis estructural se basa en el concepto que una familia no se reduce a los aspectos biopsicodinámicos individuales de sus miembros. Los miembros se relacionan de acuerdo con ciertas disposiciones que gobiernan sus transacciones. Estas disposiciones aunque no son establecidas en forma explicita, o siquiera reconocidas, constituyen un todo: la estructura de la familia.
La familia es una unidad social que enfrenta una serie de tareas de desarrollo. Estas difieren de acuerdo con los parámetros de las diferencias culturales, pero poseen raíces universales. (Giovanni Guareschi, 1984)
La estructura de la familia, es una marco teórico de referencia que estudia al individuo en su contexto social. La terapia psicológica, a partir de este marco intenta modificar la organización de la familia. Cuando se transforma la estructura del grupo familiar, se modifican consecuentemente las posiciones de los miembros en ese grupo. Como resultado de ello, se intentan modificar las experiencias de cada individuo.
Esta teoría de la estructura familiar, se basa en el hecho de que el ser humano no es un ser aislado, sino un miembro activo y reactivo de grupos sociales. Lo que experimenta como real depende de elementos tanto internos como externos. Ortega y Gasset, quien explica la paradójica dualidad de la percepción humana “la experiencia del ser humano es determinada por su interacción con el medio”.
Las técnicas tradicionales de salud mental se originaron en una preocupación intrapsíquica, concentrándose la atención terapéutica en el individuo aislado. Un terapeuta orientado hacia la terapia individual tiende aún a considerar al individuo como el asiento de la patología y a reunir solamente los datos que pueden obtenerse a cerca del individuo. En el estudio de la estructura familiar el terapeuta explora sus interacciones con los contextos importantes de su vida. No se limita a la internalización, sino que desarrolla una teoría interaccional para explicar el fenómeno que estudia: con la familia (padres y hermanos); la escuela, y otros contextos sociales. Ortega y Gasset escribía (1914) “yo soy y mis circunstancias y sino la salvo a ella no me salvo yo”.
Esta teoría estructural, se basa en tres proposiciones: a) cada ser humano influye en su contexto, y es influido por este, el individuo que vive en un seno familiar es un miembro de un sistema social, sus acciones se encuentran regidas por las características del sistema, características que incluyen sus propias acciones, -cada individuo puede considerarse como un subsistema, considerando al conjunto; b) las modificaciones en una estructura familiar contribuyen a la producción de cambios en la conducta y los procesos psíquicos internos de los miembros de ese sistema; c) cuando un equipo terapéutico trabaja con una familia, su conducta se incluye en ese contexto; se forma un nuevo sistema.
Los problemas básicos de una familia ordinaria (relación entre sí, educación de los hijos, manejarse con los parientes políticos y enfrentar al mundo exterior), son los mismos que los de millones de familias: se originan en una situación familiar basada en la necesidad de adherir a los principios que constituyen la base de su sistema: constantemente negocian los compromisos que posibilitan la vida en común (transacciones, demandas complementarias).
Un mapa familiar es un esquema organizativo. No representa la riqueza de las transacciones de la familia, del mismo modo en que un mapa no representa la riqueza de un territorio. La familia siempre está en constante movimiento
El ciclo vital de la familia: a) Formación de la pareja con la adaptación a la convivencia mutua, el duelo con la familia de origen, y negociar una vida en común con las familias políticas; los elementos extrafamiliares (trabajo, deberes y ocios) deben reorganizarse y regularse, las demandas del mundo exterior para que interfieran positivamente en la nueva familia (ganar nuevos amigos, perder otros). b) El nacimiento de los hijos, y las relaciones con la familia extensiva, nuevamente se renegocian, en la ayuda al cuidado del crecimiento, y las horas de trabajo de los cónyuges. c) Los hijos se hacen adolescentes y luego adultos; nuevos hermanos se hacen presentes, o los padres se convierten en abuelos. Son diferentes ciclos en los que se requiere que la familia se reestructure: la familia enfrente el desafío de cambios internos y externos, apoyando y estimulando el crecimiento de sus miembros mientras se adapta a una sociedad en transición.
La unión de dos personas con la intención de formar una familia, constituye el comienzo formal de una nueva unidad familiar. Pero entre la iniciación formal de una familia y la creación de una unidad viable hay un gran trecho.
El ser humano sobrevive en grupos; esto es inherente a la condición humana. Una de las necesidades más básicas de ser niño o niña son la figura de papá o mamá que lo alimenten, protejan e instruyan.
La familia, ha sufrido cambios paralelos a los cambios de la sociedad. Se ha hecho cargo y ha abandonado las funciones de proteger y socializar a sus miembros como respuesta a las necesidades la cultura.
Además, el ser humano ha sobrevivido en todas las sociedades a través de su pertenencia a diferentes agrupamientos sociales.
En la medida en que las sociedades se hacen más complejas y se requieren nuevas habilidades, se diferencian estructuras sociales.
La civilización urbana y no urbana, industrial moderna plantea al ser humano dos requerimientos conflictivos: la capacidad para desarrollar habilidades altamente especializadas y la capacidad para una rápida adaptación a un escenario socioeconómico que se modifica constantemente.
Las funciones de la familia sirven a dos objetivos distintos: 1) el interno –la protección psicosocial de sus miembros; 2) el externo, -la acomodación a una cultura y la transmisión de esa cultura.
La sociedad industrial urbana ha entrado por la fuerza en la familia, haciéndose cargo de múltiples funciones que en algún momento fueron consideradas como deberes familiares. En la actualidad ancianos viven en hogares apartados –acilos (previsto por la seguridad social o la beneficencia). Los jóvenes son “educados” por las escuelas, los medios de difusión, por compañeros o “amigos”. La tecnología economiza las labores del hogar (lavado, planchado, peinado, pañales desechables, comida rápida). Los cónyuges deben trabajar para cubrir los gastos, el sistema extrafamiliar debe hacerse cargo de la “educación”de los hijos.
Junto a todos estos cambios, el individuo moderno sigue adhiriendo a una serie de valores que pertenecen a una sociedad diferente, con límites no claros. Estado de transición en el que la familia debe acomodarse a la sociedad, que se modifica conjuntamente. Dificultades tansicionales que exigen que la unidad más pequeña de la sociedad mantenga una continuidad suficiente para la educación de niños y niñas que no serán extraños en una tierra extraña, que tendrán raíces suficientemente firmes para crecer y adaptarse.
Matriz de identidad. En todas las culturas, la familia imprime a sus miembros un sentimiento de identidad independiente. La experiencia humana de identidad posee dos elementos; un sentimiento de identidad y un sentido de separación. El sentido de identidad de miembro se encuentra influido por su sentido de pertenencia a una familia específica y con su asunción de pautas transaccionales en la estructura que se mantienen a través de los diferentes acontecimientos de la vida.
El sentido de separación y de individuación se logra a través de la participación en diferentes subsistemas familiares en diferentes contextos, al igual que a través de la participación en grupos extra-familiares: áreas de autonomía que los menores experimentan como separación. Así el sentido de identidad de cada individuo es influido por su sentido de pertenencia a diferentes grupos (los componentes de la identidad se modifican y permanecen constantes, Roger Barkers,1984).
Aunque la familia es la matriz del desarrollo psicosocial de sus miembros, también debe acomodarse a la sociedad y garantizar alguna continuidad a su cultura. Esta función social es actualmente la fuente de ataques contra la familia. Los ataques contra la familia son típicos de los períodos revolucionarios. Cristo le dijo a sus discípulos que abandonasen a su familia y que lo siguiesen. La revolución Rusa, Francesa, China, carcomieron la estructura familia tradicional en esos países, en un intento para acelerar el progreso hacia un nuevo orden social. Los años actuales las leyes que regulan el matrimonio, el divorcio y el aborto tienden hacia la disolución de la familia.
Todo estudio de la familia debe incluir su complementariedad con la sociedad. La familia nuclear, que en teoría, se encuentra confinada en gran medida a las sociedades urbanas industrializadas.
Los conceptos de las funciones familiares también cambian a medida que se modifica la sociedad. Hasta hace 400 años, no se consideraba a la familia como una unidad de educación del menor de edad, y recién no hace mucho se reconoció al menor de edad como individuo de derechos.
En los medios de comunicación seguir a la familia a través de rutinas de su vida y sus relaciones con sus trabajos, escuela, parientes políticos y amigos. Algunos consideran como una revolución antropológica significativa.
La familia cambiará a medida que cambie la sociedad. Probablemente en forma complementaria, la sociedad desarrollará estructuras extra-familiares para adaptarse a las nuevas corrientes de pensamiento y a las nuevas realidades sociales y económicas.
Por ejemplo, a partir de la década de 1970 a la fecha, es un período, en cuyo transcurso padres que ambos trabajan fuera del hogar, crean la necesidad del cuidado de los niños, con requerimientos de estructuras que todavía se están construyendo –suplencia en la educación.
En las brechas intergeneracionales, otras necesidades no satisfechas. Cuando la familia renuncia a la socialización de los hijos, a una edad cada vez más temprana: escuela, medios de difusión, guarderías, que se ocupan cada vez en mayor medida de la guía y educación de los niños mayores. Pero la sociedad no ha desarrollado aún fuentes extra-familiares adecuadas de socialización y apoyo.
La sociedad occidental no posee funciones claramente diferenciadas para los adolescentes. Cuando la familia deja de ocuparse de sus hijos, los deja a cargo de sistemas de apoyo inadecuados. No es sorprendente que las crisis de identidad de los adolescentes hayan dado lugar a un cierto número de fenómenos sociales antinómicos. Los fenómenos siempre se orientan des de la sociedad hacia la familia, nunca desde la unidad más pequeña a la mayor.
La familia es un sistema abierto en transformación, es decir que constantemente recibe y envía descargas de y desde el medio extra-familiar, y se adapta a las diferentes demandas de las etapas de desarrollo que enfrenta. –Idealizar a la familia normal, es lo que produce estrés.
La familia normal no puede ser distinguida de la familia anormal por la ausencia de problemas. Un esquema basado en la concepción de la familia como un sistema que opera dentro de contextos sociales específicos tiene tres componentes: 1) La estructura de una familia es la de un sistema sociocultural abierto en proceso de transformación. 2) La familia muestra un desarrollo desplazándose a través de un cierto número de etapas que exigen una reestructuración. 3) La familia se adapta a las circunstancias cambiantes de modo tal que mantiene una continuidad y fomenta el crecimiento psicosocial de cada miembro.
La estructura familiar, es el conjunto “invisible” de demandas funcionales que organizan los modos en que interactúan los miembros de una familia. Una familia es un sistema que opera a través de pautas transaccionales. Las transacciones repetidas establecen pautas acerca de qué manera, cuándo y con quién relacionarse, y estas pautas apuntalan el sistema (ejemplo).
Las pautas transaccionales, regulan la conducta de los miembros de la familia. Son mantenidas por dos sistemas de coacción: 1) Es genérico e implica las reglas universales que gobiernan la organización familiar, por ejemplo debe existir una jerarquía de poder en la que los padres y los hijos poseen niveles de autoridad diferentes; también una complementariedad de las funciones, en la que los padres acepten la interdependencia y operen como un equipo. 2) Sistema de coacción es idiosincrático, e implica las expectativas mutuas de los diversos miembros de la familia. A menudo, la naturaleza de los contratos originales ha sido olvidada, y es posible que nunca hayan sido explícitos; pero las pautas permanecen –como un piloto automático- en relación con una acomodación mutua y con una eficacia funcional. En el interior del sistema pueden existir pautas alternativas, pero el umbral de tolerancia del sistema excita mecanismos que restablecen el nivel habitual. Por ejemplo; cuando existen situaciones de crisis del sistema, es habitual que los miembros de la familia consideren que los otros miembros –paciente identificado (s), no cumple con sus obligaciones. Aparecen entonces requerimientos de lealtad familiar y maniobras de inducción de culpabilidad.
Sin embargo, la estructura familiar debe ser capaz de adaptarse cuando las circunstancias cambian. La existencia continua de la famlia como sistema depende de una gama suficiente de pautas, disponibilidad de pautas transaccionales, alternativas y flexibilidad para movilizarlas cuando es necesario hacerlo: respondiendo a cambios internos y externos, que le permitan encarar nuevas circunstancias sin perder la continuidad que proporciona un marco de referencia a sus miembros.
El sistema familiar se diferencia y desempeña sus funciones a través sus subsistemas. Los individuos son subsistemas en el interior de una familia. Las díadas, como la de marido- mujer, madre-hijo, son subsistemas. Formados por sexo, generación, interés o función; en los que se posee diferentes niveles de poder y en los que se aprenden habilidades diferenciadas. Son subsistemas que se incorporan a diferentes relaciones complementarias (un hijo actúa como tal, cuando un padre actúa como padre).
Límites. Los límites de un sistema están constituidos por las reglas que definen quiénes participan, y de qué manera. Ejemplo: El límite del subsistema parental –la madre pide al hijo mayor que le deje actuar como madre, de sus hermanos. La función de los límites reside en proteger la diferenciación del sistema. Todo subsistema familiar posee funciones específicas y plantea demandas específicas a sus miembros, y el desarrollo de las habilidades interpersonales que se logran en ese subsistema, es afirmado en la libertad de los subsistemas de la interferencia por parte de otros subsistemas. Para que el funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los subsistemas deben ser claros: 1) rígidos-conflicto, estrés existe limitación para los cambios, los límites se esfuman. 2) claros-normal. 3) Aglutinados-difusos, la comunicación entre los subsistemas es difícil, la seguridad se ve perjudicada, (desligada, inadecuados, rodeo). Los límites en el interior de una familia constituyen un parámetro útil para la evaluación de su funcionamiento.
En términos humanos, aglutinamiento y desligamiento se refieren a un estilo transaccional, o de preferencia por un tipo de interacción. Los miembros de subsistemas o familias aglutinados pueden verse perjudicados en el sentido de que el exaltado sentido de pertenencia requiere un importante abandono de la autonomía –en los niños, en particular el desarrollo cognitivo y afectivo se ve así inhibido; en los cambios suelen presentar una crisis extrema. Los miembros de las familias desligadas pueden funcionar en forma autónoma, pero poseen desproporcionado sentido de independencia y carecen de sentimientos de lealtad y pertenencia, de interdependencia y de requerir ayuda cuando lo necesitan –pueden aparecer indiferentes ante las malas calificaciones de los hijos.
Una familia se encuentra sometida a presión interna originada en la evolución de sus propios miembros y subsistemas y a la presión exterior originada en los requerimientos para acomodarse a las instituciones sociales significativas que influyen sobre los miembros familiares. La respuesta a estos requerimientos, tanto internos como externos, exige una transformación constante de la posición de los miembros de la familia en sus relaciones mutuas, para que puedan crecer mientras el sistema familiar conserva su continuidad. En esta continuidad las dificultades para los cambios a las nuevas situaciones son inevitables. Los procesos transicionales pueden ser considerados erróneamente como patológicos. Sin embargo, el enfoque de la familia como un sistema social en transformación esclarece la naturaleza transicional de determinados procesos familiares. Requiere una exploración de la situación cambiante de la familia y sus miembros y de sus dificultades de acomodación.
Las crisis familiares pueden originarse en cuatro fuentes: 1) Un miembro o toda la familia en el contacto con una fuerza extra-familiar. 2) Cuando un miembro o toda la familia se encuentran afectados por un estrés (duelo). 3) Los momentos transicionales de la familia también pueden ser fuentes de tensión. 4) Problemas de idiosincrasia (de género, discapacidad, diferenciación sexual).
El esquema conceptual de una familia ordinaria. Presenta tres facetas: 1) La familia se transforma a lo largo del tiempo, adaptándose y reestructurándose de tal modo que pueda seguir funcionando. Sin embargo, es posible que una familia que ha funcionado eficazmente responda a estrés de desarrollo apegándose en forma inadecuada a esquemas estructurales previos. 2) La familia posee una estructura que sólo puede observarse en movimiento. La fortaleza del sistema depende de su capacidad para movilizar pautas transaccionales alternativas cuando las condiciones internas o externas de la familia le exigen una reestructuración. Los límites de los subsistemas deben ser firmes, y lo suficientemente flexibles cuando las circunstancias cambiantes lo requieran.
3) Finalmente una familia se adapta al estrés de un modo tal que mantienen la continuidad de la familia al mismo tiempo que permite reestructuraciones. Si una familia responde al estrés con rigidez, se manifiestan pautas disfuncionales (lo que puede llevar a la desestructuración parcial o total de los subsistemas)
Ningún tipo de familia es normal o anormal, funcional o disfuncional. La diferenciación de una familia depende de su idiosincrasia, se relaciona con su propia composición, etapa de desarrollo y subcultura, y sus propias viabilidades. Además, todo modelo presenta deficiencias inherentes y estos pueden ser los sectores que ceden cuando la capacidad de hacer frente a la situación de la familia se agota.
La familia extensa, es una forma bien adaptada a situaciones de estrés y penuria, es un modelo significativo en familias afectadas por la pobreza económica. Las funciones suelen ser compartidas: un miembro puede cuidar a los niños, mientras los adultos trabajan, para mantener a toda la familia; las tareas hogareñas, también suelen ser compartidas; una persona puede conducir a los sobrinos al médico si se requiere. El compañerismo y múltiples fuentes de ayuda y apoyo observables en el seno de la familia extensa determinan con frecuencia que se trata de la única forma posible para una familia en condiciones de penuria. La familia extensa matriarcal, con frecuencia responde a una estructura funcional.
En otros casos, una familia extensa puede enfrentar problemas debido a la dificultad para asignar claramente las responsabilidades. Debido a la complejidad de la unidad familiar, puede existir un cierto número de límites imprecisos, lo que crea confusión y estrés.
Familia con un hijo, la asignación de poder parental a un hijo constituye un recurso natural en las familias amplias, en las familia con un solo papá o mamá; o en familias donde ambos padres trabajan. Puede funcionar cuando el hijo mayor adecua su responsabilidad, autonomía y competencia mayores que las habituales de su edad, así los hijos menores reciben cuidados requeridos.
Sin embargo, una familia con una estructura de hijo parental, donde se delegan funciones de autoridad no explícitas, o si los padres abdican permitiendo que el hijo se convierta en la principal fuente de orientación y decisiones. En esa situación el niño o adolescente puede contraponerse a sus propias necesidades de infancia y desbordar su capacidad para encararlas.
Familia en situaciones transicionales. Pérdida temporaria, aunque una familia puede verse afectada por todo tipo de situaciones transicionales, esta situación se comprueba en particular en casos de separación y retorno. Cuando uno de los padres abandona a la familia, se deben negociar una serie de ajustes. Si retorna, los cambios deben revocarse. Las relaciones parentales deberán renegociarse, tratando de evitar bloqueos.
Divorcio o separación. Cuando una pareja se divorcia, el hombre, por lo general, logra desligarse con mayor facilidad que la mujer.
Por lo general, lo que conde a una familia a terapia son los síntomas de uno de sus miembros. Se trata del paciente identificado, al que la familia rubrica como “el que tiene problemas” o “el que es el problema”. En la identificación de síntomas del “paciente”, es posible considerar los signos como expresión de una disfunción del sistema. O, sino, puede haberse suscitado en un miembro individual de la familia debido a sus condiciones de vida particulares y, luego, ser apoyado por el sistema familiar; es decir el síntoma en algún nivel es reforzado por la familia.
Como sistema sociocultural abierto, la familia enfrenta constantemente requerimientos de cambio. Estos requerimientos son inducidos por cambios biopsicosociales en uno o varios de sus miembros y por diversos estímulos provenientes del sistema social en el que la familia está incluida. Una familia disfuncional es un sistema que ha respondido a estos requerimientos internos o externos de cambio estereotipando su funcionamiento. A los requerimientos de cambio se les ha contrapuesto una reificación de la estructura familiar. Las pautas transicionales habituales se han preservado hasta un límite de rigidez, que bloquea toda posibilidad de alternativas. La selección de una persona como problema constituye un simple método para mantener una estructura familiar rígida, inadecuada.
Las familia que acuden a tratamiento han desarrollado habitualmente pautas transaccionales disfuncionales para enfrentar el estrés. El paciente identificado se encuentra en el centro de estas pautas. A menudo la familia es poco flexible, incapaz de recurrir a formas de relación diferentes, para una reestructuración, en la comunicación; asignación de tareas, para manipular el espacio, etc..
Familias de pas de deux. Se componen de dos personas solamente, un progenitor y su hijo adulto; la pareja anciana cuyos hijos ya han dejado el hogar. La estructura de dos personas es proclive a una formación de liquen, en que los individuos contraen una recíproca dependencia casi simbiótica, es interesante cuestionar desde el punto de vista terapéutico –la concepción “somos una isla” de la realidad familiar.
Familias de tres generaciones. La familia extensa con varias generaciones que viven en íntima relación es probablemente la configuración familiar más típica en el mundo. En occidente las familias de tres generaciones suelen ser características de niveles socioeconómicos medios y bajos. Son muchas las formas de familia de tres generaciones, desde la combinación de progenitor soltero, abuelo y niño, hasta la compleja red de un mismo domicilio para ejercer notable influjo. Es indispensable identificar en esta red extensa a la familia nuclear y su estructura interaccional, con la periferia. Un posible eslabón débil en la familia trans-generacional es la jerarquía.
En una familia extensa desorganizada, es posible que los adultos funcionen de un modo desapegado, centrífugo, por ejemplo: la crianza de los menores de edad pueden quedar mal definidas y caer en los huecos de la estructura; la seguridad social, responsabilidad económica. En estos casos hay que esclarecer las fronteras entre los subsistemas para ayudar a diferenciar las funciones y facilitar la cooperación.
Familias con soporte. Las familias grandes, no son tan comunes como en tiempos pasados. Han cambiado los tiempos pero no las estructuras que se descubren en las familias grandes. Cuando las instituciones aumentan de tamaño es preciso delegar autoridad, por lo regular los hermanos mayores reciben responsabilidades; tomando sobre sí funciones de crianza de los demás niños, como representantes de los padres. Ordenamiento que funciona sin tropiezos mientras las responsabilidades del niño parental están definidas con claridad por los padres y no sobrepasan su capacidad, considerando su nivel de madurez.. Este modo de función ha dado buenos resultados durante milenios (existen varios terapeutas hijos-parentales). Aunque habrá de reconocer los límites cuando se descargan sobre su persona responsabilidades superiores a sus naturaleza de niños, o no se les confiere claramente la autoridad necesaria para efectuar sus tareas. Además, el niño parental puede bloquear el ejercicio de los cuidados tiernos que los más pequeños necesitan de sus padres.
Familias acordeón. Uno de los progenitores permanece alejado por lapsos prolongados. Ejemplo, familias de: militares, políticos, médicos, comerciantes, actores, etc. Cuando uno de los cónyuges se ausenta, el que permanece en el hogar tiene que asumir funciones adicionales de educación y cuidado de los hijos, ejecutivas y de guía. Las funciones parentales se concentran en un una sola persona durante una parte de cada ciclo; es una organización que tiende a expulsar al progenitor periférico. Si el progenitor periférico se reinserta en la estructura por cambios del trabajo –estable en el lugar de origen, debe ser promovida una posición provista de sentido, como en otras situaciones de transición.
Familias combatientes. Familias que cambian constantemente de domicilio, por ejemplo: gerentes que son transferidos de una sucursal a otra; o lo más frecuente el progenitor que cambia de pareja una y otra vez (hombre o mujer). Los hijos, pierden la identidad de su red de contexto una y otra vez (comunicación, normas, jerarquías, sentimientos, emociones), pueden desarrollar disfuncionalidad. En el mundo cambiante, la pérdida del contexto de apoyo en su desarrollo integral, es posible que sufra quebranto su capacidad para entrar en contacto con el medio extra-familiar, la sociedad (escuela, trabajo, amigos, grupos organizados).
Familias huéspedes. Un niño o niña huésped es por definición miembro de una familia temporal. Los asistentes sociales de los institutos de colocación dejan en claro que la familia huésped no debe apegarse al niño o niña; es preciso evitar una relación padre- hijo. Los lazos suelen quebrarse cuando el niño es asignado a otra familia, o devuelto a la familia de origen. Hay que trabajar como periodo transicional, las familias cambian para adaptarse a diversas circunstancias; para evitar el desequilibrio y posibles crisis. Estos problemas de discontinuidad, se acentúan en familias con padrastros o madrastras, y en familias con un fantasma (papá electrónico, papá que solo visita cada –período que “decide”, o llama por teléfono).
Las familias de padrastros o madrastras. Tienen que pasar por períodos de integración, que pueden ser más o menos logrados. Manteniendo al huésped en la periferia, cuando no existe un compromiso pleno. Demandando los hijos atención directa de los padres naturales –con lealtad mutua, o -tal vez una relación mixta con el padre natural y el postizo. Y pasar por los rituales de legitimidad jurídica.
Las familias con un fantasma. La familia que ha sufrido deserción, o muerte de uno de los padres naturales, puede tropezar con problemas de reasignación en las tareas, del miembro ausente. Los miembros de estas familias pueden vivir sus problemas como la consecuencia de un duelo incompleto. En el caso de muerte es posible que se respeten las coaliciones y eslabones como si la madre o el padre siguiera viviendo. De otra manera se podría considerar como deslealtad. Las configuraciones anteriores estorban el desarrollo de nuevas estructuras.
Familias descontroladas. En familias en que uno de sus miembros presenta síntomas en el área del control, el terapeuta supone la existencia de problemas en uno o varios entre determinados campos: la organización jerárquica, la puesta en práctica de las funciones ejecutivas dentro del subsistema parental y la proximidad entre miembros de la familia.
El tipo de problema de control varía de acuerdo al estadio de desarrollo de los miembros de la familia. En los niños menores, cuando el niño es presentado ante su pediatra como un “mounstruo” que no obedece regla alguna. Cuando un tirano de 25 años aterroriza, se debe suponer que tiene alianza, con un miembro de la familia. Cuando hay descalificación de autoridad en adolescentes, se liga con la incapacidad de los progenitores para pasar del estadio de padres solícitos de niños pequeños al de padres respetuosos de adolescentes.
Puede ser que entre un adolescente y un padre sobre-protector exista una relación de apego tan excesivo que ninguna acción del hijo pase inadvertida. El bloqueo de la interacción causa crisis; es interesante la búsqueda de alternativas. Sustentar las demandas de respeto de los padres, y el respeto a las demandas de cambio del adolescente.
La familia de niños pequeños, que no prospera se suele clasificar en la misma categoría que la familia en que se maltrata a los hijos; esto se debe a que en ambos casos el efecto pone en peligro a los niños. En efecto, se trata de una organización de miembros desapegados. Ejemplo: la alimentación no se proporciona en el tiempo necesario, descuido del estado de salud; descuido en la educación (y lenguaje de comunicación). Los niños sufren de fobias escolares (pueden manifestar una organización delincuencial, tomar objetos escolares ajenos, hurtar comida de los compañeros, espiar en los baños a los niños o niñas).
Familias psicosomáticas. Niños psicosomáticos por el excesivo apego a uno de los progenitores, y la necesidad de mantenerlo como compañero. Familias psicosomáticos que incluyen una excesiva insistencia en los cuidados tiernos; excesiva sobreprotección, fusión o unión excesiva de los miembros; incapacidad de resolver conflictos; enorme preocupación por mantener la paz o evitar los conflictos, y rigidez extrema. Familias que parecen enteramente normales, la familia típica que sus miembros son buenos vecinos. No se querellan con nadie; imperan “relaciones de lealtad”, y protección que en ella imparten –familia ideal. En las etapas transicionales demandan la paz a cualquier precio. Por ejemplo: el bajo rendimiento escolar de uno de sus miembros.
Las aportaciones de la familia, en su interpretación psicológica son rasgos únicos, y que pasan relativamente inadvertidos, son los que aseguran la supervivencia en un mundo complejo: las interacciones que suponen prodigar cuidados, velar por los demás, brindarles apoyo. Esto es parte de la realidad, y se da por supuesto.
Contemplando la fina de personas que aguardan para asistir a una matinée. Fila llena de todos los tamaños configuraciones y colores: una niña de ocho años vestida a la “moda” que grita instruyendo a su hermana, de tres, recita el alfabeto, al tiempo que su padre y abuela hacen gestos de aprobación. Una madre rubia con dos varoncitos, y su sobrina que vive con ella, arregla de diferente manera su peinado de cada uno. Un abuelo con su nieta esperando con afán asistir a la misma función.... Y después de la película, escuchemos a los padres cuando tratan de explicar el final a sus hijos. ¿Cómo es posible que el joven héroe fuera hijo de aquel individuo maligno, y a pesar de ello resultara un buen muchacho?. Ejemplo en espacios de urgencias, cirugía, unidad de cuidados intensivos, pediatría de un hospital (privado o público). En las filas de los CERESOS (Puebla y el mundo).
Toda familia contiene elementos positivos. Estos se transmiten de la familia de origen a la nueva, y de ésta a la generación que sigue. Hay dolor, soledad, errores, infelicidad y cosas placenteras: cónyuges e hijos se entregan unos a otros de una manera que promueve el crecimiento y procura apoyo, que contribuye a afirmar el sentimiento de que cada uno tiene de su propia capacidad y valía. Parafraseando la fábula de Esopo: la familia es lo mejor y lo peor que tienen los seres humanos.
El trabajo de Virginia Satir, con su insistencia en el crecimiento se orienta hacia la búsqueda de alternativas, Cloe Madanes, según el síntoma está organizado para proteger a la familia. Médicos que trabajan con víctimas de cáncer y otros pacientes graves miran a la familia como reservorio de virtudes curativas y fortalecedoras.
Milton Erickson, apunta en su trabajo de manera coherente al “hecho” de que éstos poseen un reservorio de sabiduría, aprendida y olvidada, pero siempre disponible. Sin investigar la etiología ni la dinámica de la disfunción, proponía a sus pacientes ensayar maneras diferentes de organizar su experiencia. En la búsqueda de alternativas funcionales.
Alternativas de interacción con el paciente individualizado. Los casos de niños disminuidos son particularmente reveladores¸ efectivamente cuando hay niños que adolecen de condiciones crónicas, los miembros de la familia tienden a organizarse en torno de sus deficiencias y a desdeñar su capacidad. Las familias trabadas por conflictos irresueltos tienden a estereotipar las interacciones interpersonales en errores repetitivos, con la consecuencia de que sus miembros reducen la visión que tienen unos de otros y enfocan las deficiencias. Cuando acuden en demanda de tratamiento, presentan sus aspectos más disfuncionales; son los sectores que consideran pertinentes para –su orientación –terapéutica. Por otra parte tienden a reservar sus rendimientos más competentes para las interacciones extra-familiares. Los componentes disfuncionales no son más que los segmentos del íntegro potencial de la familia que están más al alcance del organismo familiar en la situación por la que atraviesan. Es interesante descubrir las alternativas que es posible movilizar en la familia: ejemplo, muy bien veo que son especialistas en descalificarse (entre hermanos o cónyuges). La meta solo se puede alcanzar si se deja de lado la técnica, y se considera la naturaleza de los eslabones (enlaces) familiares.
Nuevas relaciones en el núcleo familiar. (Virginia Satir) En estos tiempos de creciente conocimiento sobre el diminuto mundo de partículas elementales y el gigantesco entorno de astronomía extra-galáctica, también aprendemos algunas nuevas cosas sobre las relaciones de las personas entre sí. La gente que vive con humanidad está dispuesta a correr riesgo, a ser creativa, a competir y a cambiar cuando la situación así lo amerita. Siempre encuentran medios para adaptarse a cosas nuevas, distintas, conservando la parte útil de su personalidad y desechando lo que les limita, o no les sirve.
Estos seres humanos de mente alerta, con ceñimientos amorosos, alegres, auténticos, creativos, productivos y responsables. Son personas que pueden valerse por sí mismas, amar con profundidad y luchar justa y eficazmente.
El contexto donde pueden desarrollarse personas con estas dimensiones es la familia, y los adultos que sen encuentran a su cargo son los responsables de la creación de estos seres. Existen cuatro aspectos de la vida en familia que siempre saltan a la luz: 1) Los sentimientos e ideas que el individuo tiene de sí mismo, llamados autoestima. 2) Los métodos que utilizan las personas para expresar sus ideas a los demás, es la comunicación 3) Las reglas que usan los individuos para normar cómo deben sentir y actuar, y que después se convierten en sistema familiar. 4) La manera como la gente se relaciona con otros individuos e instituciones ajenas a la familia, y se denomina enlace con la sociedad (Salvador Minuchin lo denomina, relación extrafamiliar).
Las relaciones son los eslabones vivos que unen a los miembros de una familia; al explorar distintas partes de estas relaciones pueden alcanzar un mayor entendimiento del sistema en el que viven hoy, y motivar una nueva vitalidad y el entusiasmo de trabajar en equipo. Al analizar un número considerable de familias y colocarlas en un punto de la escala que va desde nutricia y organizada, hasta perturbada o conflictiva.
Estas situaciones se aplican a cualquier familia, bien sea natura, donde el hombre y mujer que han engendrado y concebido la crianza; hasta el progenitor o progenitora que se ausenta; por divorcio, muerte, abandono, y el progenitor que se queda a cargo de las responsabilidades paternas; los hijos criados por padrastros, padres adoptivos, sustitutos u homosexuales; incluso la familia institucional, en la que grupos de adultos se encargan de la crianza de grupos de niños y niñas (orfanatos); familias extensas; en la actualidad hay múltiples configuraciones de educación familiar.
Cada una de estas variedades familiares tiene problemas específicos; en esencia, todas se hallan sometidas a las mismas fuerzas; autoestima, comunicación, reglas y enlaces con la sociedad..
1) El ambiente de una familia conflictiva (desorganizada- desestructurada, disfuncional). El clima es frío como si todos estuvieran helados, el ambiente es cortés y todos se muestran aburridos; parece que todo gira sin parar todo se encuentra sin equilibrio. O, puede ser que todo sea tenso, como la calma que presagia una tormenta, cuando el trueno estalla y el relámpago cae sin previo aviso. A veces, el medio se llena de secretos; en ocasiones el clima es triste, y no se encuentra la razón, porque se oculta. Algunas personas somatizan, con síntomas de malestar físico, -todo cuerpo responde físicamente a los individuos que les rodean.
En las familias conflictivas, los cuerpos y rostros de la gente manifiestan su sufrimiento. Los cuerpos se vuelven rígidos y tensos, o encorvados. Los rostros parecen enfadados, tristes, o indiferentes como máscaras. Los ojos miran hacia el suelo y más allá de la gente que está enfrente. Resulta evidente que los oídos nos escuchan y las voces son ásperas y estridentes, o apenas audibles.
No hay muestras amistosas entre los miembros individuales, no existen demostraciones de alegría en la convivencia. La familia parece permanecer junta por obligación, y unos tratan apenas de tolerar a los demás. Si alguien trata de aligerar la tensión del ambiente, sus palabras son recibidas con frialdad. Más a menudo el humor es caústico, sarcástico, incluso cruel. Los adultos continuamente se ocupan en decir a los hijos, y uno al otro, lo que deben y no deben hacer, que difícilmente aprenden a disfrutarse como personas. Es difícil que puedan disfrutar la compañía de los demás.
Por lo regular estas familias logran sobrevivir evitando la convivencia, ausentándose varios días, o demasiadas horas durante el día. Viven en la desesperanza, la impotencia y la soledad; y de tratar de guardar las apariencias. Algunos insisten en una esperanza, otros persisten en gritar, atosigar o llorar la mayor parte del día; a otros nada les importa. Familias que viven años soportando su sufrimiento, o lastimando a otros.
En nuestra sociedad urbana e industrial, las instituciones con que vivimos han sido diseñadas para ser prácticas, eficaces, económicas y redituables, pero rara vez protegen y sirven al aspecto humano de los seres humanos. Casi todos hemos sentido la pobreza, la discriminación, las presiones u otras consecuencias negativas de nuestras instituciones sociales inhumanas. Para los elementos de las familias conflictivas quienes encuentras condiciones inhumanas en el hogar, estas dificultades suelen ser más difíciles de aceptar.
Este estilo de vida perturbador no es elegido de manera tan conciente. Las familias aceptan este estilo perturbador porque no “conocen” otra forma de convivencia (familias de alcohólicos, adictos, internos CERESO).
2) Familia nutricia (organizada y estructurada-funcional). Hay demostración del afecto, intelectualidad. El vivir en una familia semejante permite escuchar, interesarse por los demás; tolerar diferencias; mostrar afecto, dolor, aprobación o desaprobación; vivir riesgos, para saber aprender a corregir errores. Individuos que experimentan ser por derecho propio; notable, valorada amada; comprometida a dar atención, valor, amor; en libertad de responder con humor y risa en situaciones pertinentes.
La vitalidad de estas familia se observa y escucha, sus cuerpos son elegantes, sus expresiones faciales relajadas. La gente mira a los demás, no a través de otros, habla con voces sonoras y claras. Existe fluidez y armonía en las relaciones interpersonales; los niños, aun pequeños son abiertos y amistosos, y el resto de la familia los trata como personas.
Las casas de estas familia tienden a ser luminosas, coloridas, habitables; hay diálogo; no provoca cautela o miedo. El ruido, o sonido son producto de actividades específicas. Cada persona sabe que puede ser escuchada en el momento oportuno.
Las personas se sienten a gusto con el contacto físico y las manifestaciones de afecto, sin importar la edad: escuchando, siendo franca y abierta con los demás, permaneciendo unida y solidaria. Comunican lo que sienten con libertad: desencantos, heridas, enfados y críticas, alegrías, logros, limitaciones. Un hijo puede manifestar con franqueza “caramba papá o mamá, hoy hay mal humor”; -el progenitor a su vez “claro hijo hoy fue un día terrible”. Se evitan los tabúes, en orientación sexual.
Hay planeación de proyectos, ajustes para su logro, haciéndolo con sentido del humor “esta quincena comeremos inscripciones”. Resolviendo sin ser presa del pánico, muchos de los problemas que presenta la vida.
Los tutores o progenitores, suelen considerarse como guías habilitadores, y no como jefes autoritarios; opinan que su labor primaria es enseñar a los niños a ser verdaderamente humanos en todas las situaciones. Reconocen sin temor, ante el hijo, sus juicios correctos o equivocados; su dolor, ira o desilusión, así como el placer. Las palabras y las conductas de estos progenitores son coherentes. Diferentes a los progenitores conflictivos, que dicen a los niños no se lastimen, y los abofetean para ordenarles. Si un hijo ha actuado mal, es importante saberlo escuchar, para que se sobreponga al miedo y los sentimientos de culpa, y aproveche mejor la oportunidad y enseñanza en la planeación de su vida.
Los tutores de estas familias nutricias, saben que un individuo tiene la capacidad de aprender sólo cuando conoce su valor y se siente valorado, de tal forma que no responde a la conducta de los demás de una manera que devalúe a otras personas. Toca, valora, escucha, busca la oportunidad adecuada y tiene conciencia de los sentimientos del niño como individuo natural de aprender y agradar. En otro caso cambiar la conducta mediante la vergüenza o el castigo, la cicatriz resultante no sanará con facilidad ni rapidez.
Los padres esforzados, comprende que es inevitable e cambio: los niños pasan con rapidez de una etapa a otra, los adultos nunca dejan de crecer y adaptarse, y el mundo que nos rodea jamás detiene su marcha. Así, estas personas aceptan que el cambio es parte de la vida y tratan de aprovecharlo de manera creativa beneficiando el desarrollo de la familia.
Talvez una de las tareas más difíciles del mundo sea la crianza de los hijos. Es semejante a la fusión de dos empresas que combinan sus recursos respectivos para la creación de un producto único. Todas las posibles dificultades de una operación así se presentan cuando un hombre y una mujer adultos unen sus esfuerzos para guiar al hijo de la infancia a la edad adulta.
La vida familiar insatisfactoria es tan común que a menudo es fácil creer que no existe otra forma de convivencia. Las personas que se niegan a aprender de manera positiva, habría que aclararles que de esto depende su supervivencia; las familias conflictivas crean personas conflictivas y contribuyen así a la devaluación del yo, situación que está muy relacionada con el crimen ,las enfermedades mentales, el alcoholismo, la drogadicción, la pobreza, la juventud enajenada, el terrorismo y muchos otros problemas sociales.
Al darnos la autorización para convertir a la familia en un sitio que desarrolle individuos más humanos, esto se verá reflejado en un mundo más seguro y humanamente responsable. “La familia como contexto de desarrollo integral, para el desarrollo de seres humanos integrales” (LGMP/2007). Todos los que tienen una posición de poder o influencia en el mundo, fueron niños alguna vez. La forma como este individuo utilice el poder de la influencia dependerá mucho de lo que haya aprendido de la familia durante su desarrollo.
Autoestima. Es un concepto de si mismo, una actitud, un sentimiento, una imagen, y está representada por la conducta. Es la valía personal o autoestima (positivo o negativo). Nuestro lenguaje, y actividades corporales reflejan nuestros pensamientos y emociones. Cuando nos apreciamos y amamos, nuestra energía crece como poder responsable de conservar la vida y se conecta, con una fuente de poder universal, enfrentando la vida de manera digna. Al contrario, una persona que se desprecia, se siente limitada, disgustada o tiene actitud negativa, la energía se vuelve difusa y fragmentada. El yo se debilita hasta convertirse en una víctima derrotada por la vida.
La autoestima es la capacidad de valorar el yo y tratarnos con dignidad, amor y realidad. Cualquier persona que reciba amor, estará abierta al cambio.
La integridad, sinceridad, responsabilidad, compasión, el amor y la competencia, todo surge con facilidad en personas que tienen una elevada autoestima. Se tiene la sensación de ser importantes, de que el mundo es preciso porque nos encontramos en el (la vida es bella).
Cuando las personas tienen sentimientos constantes de derrota, suelen calificarse como fracasados. Como individuos se sienten sucios, vacíos o incluso agrietados. Con sentimientos de culpa, vergüenza, inutilidad y desesperanza: “debo de ser un inútil de lo contrario estas cosas no me ocurrirían”. Después de sentir con suficiente frecuencia estas respuestas, el yo se vuelve vulnerable a las drogas, el alcohol u otras formas de fuga de la realidad. La sensación de vacío significa, en esencia, que cuando uno tiene sentimientos indeseables, trata de conducirse como si dichas emociones no existieran. Se requiere de una gran autoestima para reconocer los sentimientos de depresión.
El temor es la consecuencia natural de esta desconfianza y aislamiento. El temor limita y ciega, impide tomar nuevas consideraciones para solucionar los problemas, se adopta una conducta aun más derrotista. Hemos observado que cuando los individuos se enfrentan a aquello que les causa temor, el temor se desvanece.
Es importante recordar que las personas que poseen alta autoestima, pueden sentirse deprimidas. La diferencia radica en que, al sentirse deprimidos no se califican de inútiles, ni fingen que esos sentimientos de depresión no existen (no hay evasión de la realidad).
Un sentimiento de depresión y su negación, es una forma de engaño ante uno mismo y los demás. Se devalúan los sentimientos, y se acentúa el sentimiento de baja autoestima.
El niño y niña que llegan al mundo no tienen pasado, no saben cómo conducirse, no cuentan con una escala para juzgar su valor, dependen por completo de las experiencias de otros (psico-social-biológica y moralmente): durante los primeros 5 años casi queda conformada la autoestima en su relación con la familia; en contacto con el contexto escolar formará otra parte de su autoestima. En las fuerzas externas tiende a reforzar sentimientos de valía o inutilidad que el niño aprendió en el hogar. Un niño con baja autoestima puede experimentar éxito en la escuela –pero experimentará duda. Cada palabra, expresión facial, ademán o acto de un progenitor, envía al niño un mensaje de autoestima.
Los sentimientos de valía solo pueden apreciarse en un ambiente en el que puedan apreciarse las diferencias individuales, donde el amor se manifieste abiertamente, los errores sirvan de aprendizaje, la comunicación sea abierta, las normas flexibles, la responsabilidad (compaginar las personas con el cumplimiento, tolerancia, diálogo); practicadas sinceramente. Los integrantes de una familia así, suelen ser individuos amorosos, saludables y competentes.
Por el contrario, los hijos de familias conflictivas a menudo tienen sentimientos de inutilidad, crecen como pueden con una comunicación “violentada”, reglas inflexibles, críticas por sus diferencias, castigos por los errores y sin experiencias en el aprendizaje de la responsabilidad. Tienen mayor riesgo de desarrollar conductas destructivas contra sí mismos y los demás; su potencia individual suele entorpecerse.
Los padres o tutores con alta autoestima, tienen mayor capacidad para crear familias nutricias, y los de baja autoestima suelen crear familias conflictivas. (Insultos, confrontaciones peleas –vecindades). Por fortuna es factible elevar la autoestima de un individuo, sin importar su edad o condición. Debido a que el sentimiento de baja valía fue aprendido, es factible desaprenderlo e integrar un nuevo conocimiento en su lugar. Una persona que no se sabe valorar espera que los demás (esposo, hijos, hermanos) sean los responsables de asignarle un valor: el egoísmo es una forma de arrogancia, que transmite el mensaje “soy mejor que tú”; o temor al rechazo; suelen tomar el papel de víctimas o victimarios, en sus relaciones.
Las partes esenciales de un individuo: 1) El cuerpo –parte física (cuidar, atender, ejercitar y amar al cuerpo). 2) Pensamientos –parte intelectual (desarrollar el intelecto, libros, actividades, experiencias y actividades estimulantes para el diálogo). 3) Sentimientos –parte emocional (amistosos con nuestras emociones, para beneficiar en lugar de perjudicar). 4) Sentidos –partes sensoriales, ojos, oídos, piel, nariz, lengua y nariz (cuidarlos y sensibilizarlos para utilizarlos como vehículos esenciales para asimilar las cosas). 5) Relaciones –parte interactiva (desarrollar métodos armoniosos para resolver problemas, solucionar conflictos, desarrollar relaciones congruentes y sanas). 6) Nutrición –alimentación líquida y sólida que ingiere (conocer las necesidades del cuerpo y satisfacerlas). 7) Alma –parte espiritual. ¿Cómo satisfacer estas necesidades? (llenar de energía, luz, sonido, calidad ambiental, favoreciendo la vida; participar en lo que significa vivir, formar parte del universo, manifestarnos completamente y saber que fuera de nosotros existe una energía vital.
Tenemos energía, inteligencia, información, voluntad, amor, tecnología y ecología, biodiversidad que pueden ayudarnos a tomar decisiones que nos permitan continuar nuestros proyectos de vida.
Comunicación: hablar y escuchar. Una vez que el individuo nace y tiene vida, la comunicación es el factor determinante de las relaciones que establecerá con los demás, y lo que suceda con cada una de ellas en el mundo. La manera como sobrevivimos, la forma como desarrollamos la intimidad, nuestra productividad, nuestra coherencia, la manera como acoplamos con nuestra divinidad, todo depende de nuestras habilidades para la comunicación.
La comunicación tiene muchos aspectos, es el calibrador con el cual dos individuos miden la autoestima del otro. Abarca la diversidad de formas como el individuo, los grupos sociales, transmiten la información: que da y que recibe, su significado.
Los niños no tienen experiencia de si mismos, o de interacción con los otros; ni de cómo es el mundo. Los niños aprenden esto en el contacto con su contexto familiar. A los cinco años un niño ha recibido millones de experiencias en compartir la comunicación. Desarrollando ideas sobre la percepción de si mismo y del mundo.
Entendiendo que la comunicación es aprendida, podemos modificarla si lo deseamos. En la relación física, valoral, expectativas, sensibilidad, capacidad de hablar y expresarnos, pensamientos. Al tomar conciencia de los pensamientos y comunicación, un individuo, quizá note que algunos pensamientos le hacen sentir mal, rigidez corporal, sudoración de manos, rodillas débiles y latido rápido del corazón; posible ruborización y vahído. Al contrario pensamientos y comunicación coherente, agradable, el cuerpo se relaja, la voz con acento comprensible, es un encuentro de diálogo digno.
Es importante que se entienda que cada vez que hablamos, lo hacemos con todo nuestro ser, pronunciar palabras, rostro, voz, cuerpo y músculos hablan al mismo tiempo: 1) Comunicación verbal –palabras. 2) Comunicación corporal/ sonora –expresión facial, postura corporal, tono muscular, ritmo respiratorio, tono de voz, gesticulación. La discrepancia entre la comunicación verbal y la no verbal producen dobles mensajes.|

No hay comentarios: